El ConectaBalear ha llegado, ha luchado y se ha quedado. Con este resumen se puede ilustrar un año redondo en el que un equipo humilde logró ascender a la Superliga con una cantera propia, y por primera vez en su historia. Este fin de semana, tras un partido magistral que le dio un 3-0 contra Intasa San Sadurniño, unido a una afición enloquecida por sus jugadores, certifica que se instala en la liga de Oro, y lo hace con un más que meritorio octavo puesto de la clasificación a falta del último partido de liga.
El equipo de Jaume Febrer se ha sabido sobreponer a las dificultades iniciales del curso, en el que debutaba con una lógica inexperiencia. Pocos daban nada por un conjunto que en noviembre aún no tenía ni siquiera toda su plantilla conformada. La llegada de un colocador creativo de la talla de Pedro Jukoski, unido al refuerzo de las tres bandas de ataque con jugadores de la talla de Caetano Filter, Anderson Chourio, Martín de Chavarría y Lucas Armesto, hizo que los puntos comenzaran a sumar en el marcador local. El resto de jugadores, casi todos locales como J. F Cabrer, Andreu Català, Xesc Mesquida, Ernesto Meléndez, pero también Jefferson Rivera, y los refuerzos de Miguel Gallego, Juan Angel Rey, Pedro Perelló y Pedro Palacios han rematado la jugada y convertido en respetable un equipo modesto. A la cabeza, el primer entrenador de España que vive en su ciudad y entrena a un equipo local. Jaume Febrer, un “hombre de la casa” que ha crecido jugando al volei en Manacor, se ha rodeado este año de un cuerpo técnico formado por Lluís Molada, Mateu Juan y el ex capitán del equipo Joan Suñer. Juntos, saborean en este momento, un sueño del que no quieren despertar.
Ayer era día de celebraciones, con un presidente Andreu Mesquida emocionado ante la culminación increíble de un proyecto deportivo dee 30 años que pasará a los anales de la historia local por reunir valores, esfuerzo y espíritu competitivo con los mínimos recursos económicos, pero eso sí: con los pies en el suelo. Una decena de patrocinadores locales encabezados por el Govern de les Illes, el ayuntamiento de Manacor y empresas privadas con el ConectaBalear a la cabeza, unido a un séquito de socios, han apoyado a una junta directiva que reúne experiencia, cohesión y ganas de trabajar desinteresadamente. Unos han puesto el conocimiento técnico, otros el deportivo, y el resto, el condimiento social tan necesario para convertir na Capellera en un olla a presión temible cada sábado para los equipos visitantes.
Cada quince días són más de 400 los aficionados que van al pabellón que ponen a reventar las gradas de na Capellera. Un recinto que se ha quedado a todas luces pequeño y que clama a voces la necesidad de construir un nuevo polideportivo en Manacor. Mientras tanto, la directiva del club ya negocia con el Ayuntamiento su posible traslado al Miquel Àngel Nadal, una vez que ha quedado certificada su permanencia.
Próximo sábado, clausura final en el campo de otro equipo balear, el Ushüaia Eivissa. Eso sí, con la mirada puesta ya en la próxima temporada donde el club cerrará fichajes, renovará conciertos con patrocinadores y se atará los zapatos para dar una vuelta de tuerca más a su proyecto ascendente: Instalarse en los puestos altos de la clasificación de Superliga. Todo un reto de un grupo de gente sencilla pero sin imposibles, y sobretodo una afición que quiere más fiesta.